NOVEDADES SOBRE EL CASO CANDELA

Con tan sólo 11 años tenía una estrella especial. Siempre estaba de buen humor. Sus maestros recuerdan que cuando llegaba al aula, alegraba a todos sus compañeros. El 22 de agosto, Candela Sol Rodríguez le dio un beso a su mamá, y salió hacia la parroquia del barrio para reunirse con sus amigas scouts. Pero nunca llegó. Ayer, nueve días después, el cuerpo de la niña fue encontrado dentro de una bolsa en un descampado, a unas 35 cuadras de su casa, y las lágrimas estallaron en los ojos de millones de argentinos que sintieron dolor e indignación por el brutal crimen.
Candela vivía con su mamá y dos hermanos en el partido bonaerense de Hurlingham. Era abanderada del colegio EGB Nº 28 "Cartero Bruno Ramírez". Bailaba tango y hacía teatro. Por sus buenas notas, había obtenido una beca para continuar sus estudios.
El feriado por el fallecimiento de José de San Martín no fue un escollo para que pudiera seguir adelante con sus actividades. A las 15.30, después de almorzar con su familia, Candela se vistió con un pantalón azul de jean, unas zapatillas azules y un tapado de paño negro, y salió hacia la parroquia San Pablo Apóstol, en Villa Tesei, para una reunión del grupo de exploradores al que pertenecía. Llevaba $ 17 en sus bolsillos y su teléfono celular, que estaba fuera de servicio por falta de pago.
Pero nunca llegó. Al terminar la reunión, sus amigas fueron a buscarla a su casa. Su mamá, Carola Labrador, salió a la calle y comenzó una desesperada búsqueda, que sumó la adhesión de numerosos amigos, vecinos y famosos. "A mi hija me la robaron", afirmó Labrador luego que una vecina contara que escuchó a un auto frenar bruscamente a la misma hora en que desapareció Candela.
Las hipótesis que se manejaron sobre la desaparición de la niña fueron muchas. Se pensó que podía haber sido víctima de una red de trata de personas, o que la habían raptado por un posible ajuste de cuentas hacia su papá, Alfredo Rodríguez, que está preso por un caso de piratería del asfalto.
Aunque la familia de Candela desestimó esta última posibilidad, hace tres días, el teléfono de la casa sonó, y atendió una tía de la menor (ver: "TRANSCRIPCIÓN...). Desde entonces, la Policía contó con una pista firme que manejaron con hermetismo, y comenzaron intensos allanamientos en villa Costa Esperanza, un asentamiento ubicado cerca del lugar donde desapareció Candela.
Pasadas las 16 de ayer, una cartonera revolvía la basura en un descampado ubicado a la vera del cruce de la avenida Vergara y la colectora del Acceso Oeste, en Hurlingham. De pronto, halló una bolsa plástica azul en la que pudo ver una mano pequeña. Inmediatamente, le avisó a la dueña de un quiosco, ubicado a metros del lugar, y ella llamó al 911. Según les dijo la cartonera, que anoche era interrogada, el cuerpo estaba cubierto en tres bolsas de residuos. "Se veía un brazo que tenía un anillo de fantasía y las uñas pintadas", relató la comerciante.
Enterada del hallazgo, Labrador subió al auto de un allegado y se dirigió raudamente hacia el lugar. Al llegar, pidió que le abrieran la bolsa, y de inmediato la reconoció: "Me mataron a mi hija, por Dios", rompió en llanto la mujer. A esa hora, a las 17.45, todo un país comenzó a gritar pidiendo justicia.
El cuerpo habría sido arrojado entre las 13 y las 16 de ayer. Eso se presume luego de la declaración de dos testigos, que afirmaron a la Justicia que estuvieron en el lugar horas antes del
mediodía y no vieron nada. Por su parte, un empleado de una fábrica cercana al lugar donde fue hallado el cuerpo, afirmó que vio a unas personas arrojar las bolsas desde un auto, y luego intentaron quemarlas. Según ese testigo, desde el mismo auto luego arrojaron una campera y una remera. La autopsia al cuerpo de Candela se realizaba anoche. Sin embargo, el fiscal Federico Nieva Woodgate adelantó que estaba desnudo, con la cara destrozada, y que la muerte se habría producido unas 36 horas antes del hallazgo. 
Anoche ganaba terreno la hipótesis del ajuste de cuentas entre un grupo de delincuentes y algún miembro de su familia. Según trascendió, la suma que el padre debía a unos delincuentes era de $ 60.000. Aunque los investigadores creen haber identificado el auto y a los probables asesinos, la muerte de Candela caló profundo en todo el país, y el clamor de justicia se repite en todos lados.
TRASCRIPCIÓN DEL LLAMADO
-¿Hola?
-Ahora sí que no vas a encontrar nunca a tu hija. Jamás la van a encontrar.
-¿No?
-No, te lo aseguro yo. Hasta que ese conchudo no devuelva la guita, no la van a ver nunca más. Que le pregunte al marido dónde dejó la guita.

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