Anoche comenzó a circular la noticia de un cohete chino fuera de control que podría impactar en San Antonio de areco, San Andrés de Giles, Carmen de Areco, Luján y la zona. El facebook carmeño “Adionisis Noticias” publicó la alerta y enseguida se volvió viral, provocando dudas y risas entre los usuarios. Sin embargo, lo que empezó siendo un chiste, tiene algo de cierto.
Los restos de un cohete chino que perdió el control tras ser lanzado días atrás, reingresarán a la atmósfera terrestre este fin de semana, y grandes bloques podrían caer en cualquier lugar del planeta, informó este martes el Pentágono, que se encuentra monitoreando su trayectoria.
Los chinos utilizaron el cohete para lanzar parte de su estación espacial la semana pasada. Si bien la mayoría de los objetos de desechos espaciales se queman en la atmósfera, el tamaño del cohete, de 22 toneladas, ha generado preocupación de que partes grandes puedan volver a ingresar y causar daños si impactan áreas habitadas.
Lo cierto es que podría impactar en cualquier lugar considerado una “zona roja”, como las ciudades de Nueva York o Madrid. El Long March 5b que regresa a la tierra a seis kilómetros por segundo, tiene posibilidades de caer en cualquier lugar entre 41 grados al norte y al sur del ecuador, es decir, un área que también incluye Beijing, Sydney, Delhi y Río de Janeiro.
Pese a los cálculos sobre la caída de este cohete, se debe entender que la mayor parte de la nave quedará desintegrada, cayendo solo los fragmentos más grandes. No obstante, como el 70% de la superficie de la Tierra consta de océanos, y otros tantos kilómetros cuadrados de zonas deshabitadas, las posibilidades de que caigan sobre alguien es menor, indicaron expertos. De todas formas el riesgo existe.
“No es potencialmente bueno”, dijo Jonathan McDowell, astrofísico del Centro de Astrofísica de la Universidad de Harvard, consultado por el medio británico The Guardian. Para fundamentar su declaración, mencionó un antecedente: “La última vez que lanzaron un cohete Long March 5B terminaron con grandes y largas barras de metal volando por el cielo y dañando varios edificios en Costa de Marfil. La mayor parte se quemó, pero hubo estos enormes trozos de metal que cayeron al suelo. Tuvimos mucha suerte de que nadie resultara herido”.